Dolores Internos

Sinceramente voy por el capítulo 46. Creo que he empezado aquí al ser una de las plataformas con menos personas en la que, estoy segura, nadie me va a leer, aunque realmente estoy aquí porque en todos los jodidos lugares a los que voy, alguien me reconoce. ¿Te imaginas a tu amiga leyendo tus ganas de morir? Sería poco decoroso, claro está. Por ello espero que sólo me lean aquí otras almas podridas compatibles conmigo, otra alma podrida hasta el corazón. Pero no nos pongamos melodramáticos y empecemos conmigo, porque sí, para algo escribo señores. Decir que... No tengo nada que decir. Cuando salgo del instituto y llego a mi casa no siento nada, jodidamente nada. ¿Por qué? Pues ni idea. Miro a la nada sin pensar nasa, sin saber que hacer mientras de reojo busco en mi móvil alguna maldita interacción social. Pero no, mi vida social es más reducida que la libido de tu abuela. Así que así es como me siento la mayoría del tiempo, exceptuando cuando escribo y detallo medianamente bien (par